La terapia física en el adulto mayor, también conocida como terapia física geriátrica, se centra en ayudar a las personas mayores a mantener o mejorar su movilidad, fuerza y funcionalidad física. El objetivo principal de esta terapia es promover la independencia y la calidad de vida en los adultos mayores.
La terapia física geriátrica se adapta a las necesidades específicas de cada individuo, teniendo en cuenta sus necesidades y capacidades. Algunas de las condiciones comunes en las que la terapia física puede ser beneficiosa para los adultos mayores incluyen:
Problemas de equilibrio y riesgo de caídas: Los adultos mayores son más propensos a sufrir caídas debido a la disminución del equilibrio y la fuerza muscular. La terapia física puede incluir ejercicios de equilibrio, fortalecimiento muscular y entrenamiento en técnicas de seguridad para reducir el riesgo de caídas.
Enfermedades neurológicas: Para las personas mayores que padecen enfermedades neurológicas, como el Parkinson o secuela ACV. La terapia física puede ayudar a mejorar la movilidad, la coordinación y la función física general.
Dolor crónico: como el dolor de espalda o el dolor en las articulaciones. Se pueden utilizar técnicas como el masaje, la terapia con calor/frío y el entrenamiento de ejercicio adecuado para aliviar el dolor y mejorar la función.
Rehabilitación Pre y Post-operatoria: Antes de la cirugía para preparar masa muscular y después de una cirugía, como una cirugía de reemplazo de cadera o rodilla, la terapia física puede ayudar a mejorar la fuerza muscular, la movilidad y la capacidad de realizar actividades diarias.
Otras como Sedentarismo, inmovilidad, sarcopenia, en las cuales la terapia física puede ayudar a mejorar la fuerza muscular, la movilidad y funcionalidad.
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